
LOS PECADOS DE SANTO TOMÁS DE AQUINO
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1) Lujuria (en latín, luxuria)
2) Gula (gula)
3) Avaricia (avaritia)
4) Pereza (acidia)
5) Ira (ira)
6) Envidia (invidia)
7) Soberbia (superbia)
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Lo primero que salta a la vista es la relativa inocuidad de algunos pecados si pensamos en sentido social. Poco me interesa que mi vecino fuere perezoso o lo acicateare la gula como hacía con Santo Tomás de Aquino quien llegó a ser uno de los hombres más obesos de su tiempo. Pero debería sentirme alarmado si tuviere cerca a una persona cruel y como me señalaba Aída Aisenson Kogan, la crueldad no está dentro de los pecados capitales. Antes que los papistas me lo reprochen, debo advertir que el 10 de marzo de 2008 desde el Tribunal de la Penitenciaría Apostólica del Vaticano (delegación terrenal y oficinas del Purgatorio y el Infierno) el cardenal Girotti anunció que se agregaban los pecados sociales a los clásicos pecados capitales.
Estos vicios sociales son: manipulaciones genéticas, experimentaciones en seres humanos incluyendo estados larvales como el del embrión, contaminación ambiental, causar pobreza, enriquecerse a expensas del bien común y consumo de drogas. Por alguna razón que ignoro, la crueldad sigue ausente en la nueva lista. Otra aguda observación que me hiciera Aída me pareció atinada: es peor la codicia que la avaricia. Por definición, codicia es desear bienes ajenos.
Avaricia es apego excesivo a los bienes materiales propios. Para decirlo en términos simples, el avaro no roba, el que codicia seguramente está pensando cómo quedarse con mis bienes aunque debo advertirle: de mí, sólo obtendrá males.
No sé en qué pensaba Santo Tomás (seguramente en algún jugoso guisado o perniles jamonados) pero su censo es irregular.
Vayamos a los pecados capitales.
(Fragmento de "Los sueños de la eternidad")
alejandro maciel